Hace 25 años, los panameños logramos que el Canal fuera nuestro. Desde entonces, lo hemos ampliado y transformado en un pilar clave para la economía mundial y un motor de desarrollo para nuestro país. Este logro es la prueba viva de que, como nación, podemos alcanzar cualquier meta que nos propongamos si trabajamos unidos y con determinación.
Hoy celebramos con orgullo este primer cuarto de siglo desde el histórico traspaso. Pero también es un momento para reflexionar y comprometernos. El Canal debe seguir siendo una obra de excelencia, gestionada con visión de futuro, y cuyos recursos impulsen el bienestar social y el desarrollo nacional.
Me llena de orgullo celebrar esta ocasión memorable. Quiero rendir homenaje eterno a quienes, con sacrificio y entrega, lucharon por nuestra soberanía. Su esfuerzo y valentía no fueron en vano, y como panameños, les debemos gratitud y honor eterno.
Que viva nuestro Canal, que ondee siempre nuestra bandera con orgullo y que viva Panamá, soberana y dueña de su destino.